La única forma que conozco de sobrevivir o avanzar en el mundo digital es haciendo tests. Sin embargo, pocos testan y de los que dicen que hacen tests, muchos no son tests y otros son tests mal hechos. En este artículo intentaremos aclarar lo primero: qué es un test y qué no.
El test del beso
Al inicio de las clases sobre testing siempre empiezo con un vídeo, el “Test del beso”.
Es un vídeo de cámara oculta en el que unas cuantas jovencitas sufren una broma con la excusa de realizar un test de producto.
En la sala se encuentran dos chicos despampanantes sentados en sendos taburetes. Una señora le explica a la incauta adolescente que están probando un nuevo tipo de pintalabios y que quieren probarlo contra el de la competencia.
Y nada mejor que un beso para decidir cuál de los dos tiene mejor textura, sabor, consistencia, etc. Le informan de que le colocarán un antifaz ya que se trata de un test ciego (blind test) porque no debe saber en ningún momento qué pintalabios está probando.
La pregunta es obligada:
- “¿Tendrías algún problema en besar a los modelos?”
La chica los mira encandilada y le entra una risita nerviosa. ¿Cómo le iba a molestar? ¡Se lo va a pasar bomba por partida doble y encima cobrando!
Le colocan el antifaz y en un instante los dos modelos desaparecen. En su lugar colocan a dos chimpancés, bien aseados y bien vestidos. Muy monos.
Acercan a la chica y empieza el test. A partir de aquí parece un recopilatorio de románticos besos de las mejores películas de Hollywood. A más de uno le gustaría besar tan bien como estos primates.
Besos y más besos, algunos con lengua y todo. A juzgar por la cara que ponen las chicas que van pasando por el test, las expectativas se cumplen. El hecho de no ver no impide que se pongan ciegas con los “modelos”.
Cuando por fin levantan el antifaz, la cara que ponen es un poema.
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